martes, 27 de junio de 2017

MENCIONES ESPECIALES DEL CERTAMEN LITERARIO 2016/2017

Pedro Antonio Huertas Lucena
1º BH A


Comenzando por sus vidas,
y acabando por sus muertes,
que fueran el mismo día,
fueron cosas del azar o de la suerte.

Uno de ellos era español,
y el otro inglés,
pero juntos y sin conocerse,
pusieron el mundo del revés.

Don Quijote y Sancho Panza,
tanto Romeo como Julieta,
son los personajes más conocidos
de este entero planeta.

Cervantes perdió la mano
en la Batalla de Lepanto
y escribió sobre Vélez Málaga
como una ciudad con mucho encanto.

Por una parte las comedias
y a la vez con sus tragedias,
parecía que sus obras
fuesen sacadas de enciclopedia.

Entre Statford y Alcalá
sus travesías comenzarán.
Entre Londres y Madrid
éstas llegarán a su fin.

Pasando por las Novelas Ejemplares,
continuando por Macbeth,
tenemos que darle a ambos
las gracias una y otra vez.







Inefable

Un microrrelato original escrito por Nadia Vallejo Muñoz de 1º de Bachillerato C.





         Hace ya bastante tiempo, me enamoré de una chica que nació no sé dónde y que se llamaba no recuerdo cómo. Ella vivía en las nubes, y su belleza parecía provenir de otro universo. Y, siendo honesto, sabiendo todo lo que sé de ella, me atrevería a decir que su mente vivía en la poesía que no era capaz de escribir.

        La conocí una tarde, en una cafetería cercana a su facultad. Aún recuerdo esa medio sonrisa y esos ojos marrones tras ese gran libro de pasta dura. No pude evitar pedirle un sitio a su lado, un poquito de su tiempo, un poquito de ella. Yo siempre fui un chico de ciencias, de números, frío, esquemático. Y ella con su cálida aura, la gracia de sus movimientos y su sentido del arte, rompió todos mis esquemas. Charlamos unos minutos y fue suficiente para querer repetir. Cada vez que la veía, más me enamoraba, y, gracias a que el azar es caprichoso, fue recíproco. Su mente era maravillosamente compleja y sus aspiraciones y sueños, eran muchos y muy grandes. Aún a veces me paro a pensar en lo privilegiado que fui en el momento en el que ella posó sus luceros almendrados en mí. Nos amamos locamente, noche y día, día y noche. Meses. Todo parecía ir sobre ruedas: sus estudios, nuestra relación, nuestra vida perfectamente organizada...

       El caso es que, a pesar de que no había nada perturbante en su vida,pude percibir como poco a poco, cada  noche empezó a sentirse más sola que la noche anterior. Y cada noche las ideas y cuestiones de su mente buscaban respuestas. Cada noche cuestionaba a la gente de su alrededor y qué les movía. Y se cuestionaba a sí misma si podía hacer más de lo que hacía. Y se sumergía en la locura del ser, del querer, del merecer. Anhelaba una de las aventuras de sus novelas. Siempre me decía que deseaba convertirse en una heroína similar a las de sus libros, aquellas fuertes como Emma Bovary, Ana Karenina o Úrsula Iguarán . Y la aterrorizaba alejarse de lo humano para pasar a ser una marioneta más del sistema. Yo siempre le quitaba hierro al asunto y le saltaba con alguna conversación trivial, alguno de mis proyectos como ingeniero civil o nuestros planes de futuro (la carrera, máster, casa, hijos…). A pesar de todo, y aunque siempre afirmaba que estaba bien, sus ojos no decían lo mismo. Hasta que un día, se fue. Sin decir nada. Repentinamente. Lo abandonó todo, incluido a mí. Me pasé semanas lamentandome y preguntándome a mí mismo qué pude haber hecho para hacer que se quedase, pero más tarde, lo entendí todo.

       Después de meses sin saber nada de ella, y cuando ya hube superado su partida, recibí una carta suya. En esta carta, me narraba todo lo que le había sucedido a su caótica, maravillosa y retorcida mente. Me contó que una de sus noches en vela sintió que no pertenecía al lugar en el que se encontraba, y que la necesidad de irse se hizo inminente. Se sintió apegada a todo lo que la rodeaba, se sintió dependiente, débil y la monotonía la asustó. Ella no quería ser una más entre siete billones. Hacer los típicos estudios, trabajar en la típica empresa con el típico jefe, tener una típica casa con su muy típica hipoteca y no salir de este esquema...no estaba hecho para ella. Me quería, juraba y perjuraba, pero supongo que hay ciertas cosas que tenemos que manejar y solucionar solos. No importa quién esté implicado en nuestras vidas, es nuestro problema, nuestro infierno, y tenemos que salir solos de él.

       Me contó que reunió todos sus ahorros y cogió un avión a Sudamérica, aquel lugar del que se pasaba horas y horas hablando, admirando fotos, leyendo obras. En el momento en el que el avión despegó, todo cambió. Ese avión tenía como destino un lugar lejano, un paraíso cultural, hermosas playas. Pero era más que eso. Era una metáfora en la que aquella chica se convertía en mujer, y perseguía sus sueños y aspiraciones. Ella sabía perfectamente que estar vivo no era lo mismo que vivir y que pasar el resto de su vida en un mismo lugar esperando eternamente el momento adecuado para viajar y conocer mundo  era condenarse a  vivir en una sola página de un enorme y maravilloso libro. Cuando ese avión despegó, empezó a respirar, y a vivir, y desde entonces no paró de viajar. Encontró su vocación, tan salvaje y aventurera como su mente privilegiada y su alma indomable. Cada momento de su vida la llevó a un lugar  donde las despedidas eran difíciles. Estaba enamorada, pero no enamorada de alguien o algo, estaba enamorada de su vida. Y por primera vez, en mucho tiempo, todo era inspirador.

     Me llevó años entender que cuanto más intentaba apagar sus llamas, más grande se hacía su fuego. Y mientras más la quise controlar, más la alejé. Y cuando se fue, lo hizo sin dejar nada atrás. Ella era imparable y conseguía todo aquello que quería con una sonrisa. Por algún motivo, yo aún pienso en ella y aún tengo la esperanza de que quizá en algún sitio, alguien haya aprendido por fín cómo amarla dejando su corazón en libertad. 

ENHORABUENA POR VUESTRO MAGNÍFICOS TRABAJOS

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