Es interesante señalar que entre los lobos, por muy enferma que esté, por muy acorralada que se encuentre y por muy sola, asustada o debilitada que se sienta, una loba sigue adelante. Se acercará a los demás en busca de la protección de la manada. Intentará por todos los medios resistir, derrotar con su ingenio, dejar atrás y sobrevivir a cualquier cosa que la esté acosando. Pondrá todo su empeño en ir respirando poco a poco. En caso necesario, se arrastrará como el patito de un sitio a otro hasta que encuentre un buen lugar, un lugar curativo, un lugar donde recuperarse.
La marca distintiva de la naturaleza salvaje es su afán de seguir adelante. Su perseverancia. No se trata de algo que hacemos sino de algo que somos de una manera natural e innata. Cuando no podernos prosperar, seguimos adelante hasta que podernos volver a prosperar. Aunque estemos apartadas de nuestra vida creativa, aunque nos hayan expulsado de una cultura o de una religión, aunque estemos sufriendo un exilio familiar, un destierro por parte de un grupo, un castigo a nuestros movimientos, pensamientos y sentimientos, la vida salvaje interior seguirá y nosotras seguiremos avanzando. La naturaleza salvaje no es propia de ningún grupo étnico en particular. Es la naturaleza esencial de las mujeres de Benín, Camerún y Nueva Guinea. Está presente en las mujeres de Letonia, los Países Bajos y Sierra Leona. Es el centro de las mujeres guatemaltecas, haitianas y polinesias. En cualquier país. En cualquier raza. En cualquier religión, En cualquier tribu, En cualquier ciudad, aldea o solitario puesto fronterizo.
Todas las mujeres tienen en común a la Mujer Salvaje y el alma salvaje. Todas siguen lo salvaje y lo buscan a tientas.
Clarissa Pinkola